domingo, 6 de octubre de 2019

“Joker” cuando una cinta de comics hace crítica social


Creo no equivocarme al decir que una buena película es aquella que se queda en tu mente revolviendo tus ideas una vez llegada a su fin y “Joker” de Todd Phillips sin duda es esa clase de película.

Esta historia de origen sobre el popular villano de los comics de “Batman”, ha generado cierta preocupación al interior de Estados Unidos, misma que tal vez no sea para menos, por su guión cargado de crítica social que nos muestra ciudadanos molestos, hartos de injusticias y cansados de no ser tomados en cuenta por cualquiera que tenga alguna clase de poder.

De esta forma la encarnación de Joaquín Phoenix resulta escalofriante no porque desde el inicio lo concibamos como un demente (aunque de hecho sí se habla más delante de su inestabilidad mental) sino por lo contrario, porque logra agradarnos y quisiéramos verlo triunfar, pues empatizamos con sus infortunio laboral y social al encontrarnos de un modo u otro reflejados en ellos.

¿Qué nos separa de Arthur Fleck / Joker? Puede preguntarse la audiencia y la respuesta pueda ser que en realidad no mucho. He ahí lo que perturba, que tal vez no se precise de una situación extraordinaria para convertir a un hombre ordinario en un completo demente al que deje de importarle ir lo que es correcto; es sólo el cúmulo de pequeñas situaciones infelices las que lo pueden conducir al desquicio.


La cinta consigue recordar a “Taxi Driver” de Martin Scorsese y curiosamente lo mismo se decía de “You Were Never Really Here” de Lynne Ramsay también con Phoenix como protagonista, por lo que habría que decir que probablemente dicho rol le sirvió como preparación para este otro. Y tal vez no en vano el mismo Robert De Niro aparezca en esta película como el ídolo de Arthur, un comediante que termina por defraudarlo.

Esto lleva a otra pregunta ¿quiénes son nuestros héroes y qué admiramos de ellos? Y en ese mismo contexto vale recordar una escena en la que Joker parece romper la cuarta pared, en un momento en el que observa a una joven con máscara de payaso (haciendo alusión a cierto incidente en el que él ya se ha desquiciado). Arthur la observa y la señala y en ese momento parece que a quien observa es a nosotros mirando su película.


También encontramos en la trama una referencia más que directa con la del protagonista de “The Man Who Laughs”, cinta de 1928 de Paul Leni basada en la novela homónima de Victor Hugo, en el que Jerry Robinson, Bill Finger y Bob Kane encontraron inspiración para la creación del enemigo de Batman. Así, encontramos a Arthur como un ser que raya en lo trágico, pues pese a no querer no puede evitar reír en momentos inoportunos debido a un trastorno mental.

Un acierto más en el guión recae en el hecho de que, aunque es esta una historia de origen, al igual que en los comics de DC hay varias interrogantes sobre lo que es verdad, pues de Joker se ha dicho todo y a la vez se sabe casi nada (como su nombre, aunque aquí se acepte uno). De igual modo, captura la esencia del personaje debido a su impredecible forma de actuar que nos roba el aliento.



“Joker” te “vuela los sesos” en más de un sentido porque como sociedad nos responsabiliza por nuestros propios monstruos. Pero más allá de inquietar debería ocupar a todo aquel que la vea en darse cuenta de que nuestras acciones siempre tienen un impacto los demás. Nunca sabemos en qué momento un buen gesto, un buen trato, el notar a alguien con un saludo y el ser comprensivos pueda sumar a favor.

En nuestras manos tal vez no esté la clave para acabar de raíz con problemas sociales como los que nos muestra Todd Phillips, pero es correcto que existan cintas como “Joker” que nos los hagan notar para que no vivamos de espaldas a ellos.



sábado, 26 de enero de 2019

“Strangers on a Train”, una historia de obsesión

El asesinato perfecto existe. Sólo se requiere de dos completos desconocidos, con el afán de deshacerse de un ser indeseable, que estén dispuestos a intercambiar a la víctima. La razón de esto es que al matar a un desconocido nadie podría ligarte con el crimen ya que no existe un motivo de por medio.

Bueno, por lo menos eso es lo que considera Bruno Antony, personaje interpretado por Robert Walker en “Strangers on a Train” cinta de Alfred Hitchcock que en México se conoció con el nombre de “Pacto Siniestro” y que estaba basada en la novela homónima de Patricia Highsmith.

El rol protagónico de dicha cinta, recayó sobre Farley Granger que ya había trabajado con Hitchcock en “La Soga” (“Rope”). Así, Granger dio vida a un joven tenista, famoso no solo por sus habilidades en la cancha de juego, sino también por sus intenciones de comenzar una carrera política y casarse con la hija del senador Morton; esto claro si su infiel esposa le concede el divorcio.

La historia iniciaba precisamente con la secuencia de donde tomaba su nombre a la cinta (tanto en inglés como en español), en la cual dos extraños se conocen y uno cree haber hecho un funesto pacto con el otro.

Es así: Bruno, que sigue la carrera de Guy en los periódicos, se encuentra con el atleta y sostienen una conversación donde el primero le plantea al segundo, sus ideas sobre lo que llama “el crimen perfecto”. De este modo, Bruno accede a matar a la esposa de Guy (que se niega a divorciarse de él) si a su vez éste mata a su padre (para que Bruno herede sus millones y viva a sus anchas).

Guy lo toma como una mera conversación pero Bruno, como no es raro encontrar en las películas de Hitchcock, es en realidad un psicópata, así que se decide a cumplir con lo supuestamente acordado.

Pero el problema no termina con la muerte Miriam (Kasey Rogers) la esposa del tenista; y es que cuando Bruno confiesa a Guy ser el homicida  y a su vez descubre que él no tiene intenciones de cumplir con su parte y matar a su padre, Guy comienza a ser acosado por Bruno quien amenaza con incriminarlo por la muerte de su esposa y derrumbar así su mundo.
                                                                                                                              
El tema es sin duda escabroso, pero de todas las escenas de la película la que toda la vida logró ponerle a Hitchcock los pelos de punta, fue aquella del clímax donde los protagonistas se encuentran sobre un carrusel desbocado.

Pero no era tanto por lo que ocurría en trama, si no por la complicación técnica de su realización. En algún punto de la misma, un actor secundario debía arrastrarse por debajo del desenfrenado juego para activar una palanca y así detener el movimiento. Hitchcok sabía que si aquel actor hubiese levantado unos pocos centímetros la cabeza habría sido decapitado por el juego.

En cuanto al reparto, Granger no había sido la primera opción para encarnar a Guy (inicialmente sería William Holden). Quizás esto hizo que el maestro fijara más su atención en la genial interpretación de Walker y diera preferencia a al villano por encima del héroe.

De hecho, para Walken tal papel fue el despunte de su carrera y es probable que hubiésemos visto más de él en otro trabajo del cineasta pero, víctima de una larga depresión, el mismo año que se estrenó la cinta decidió quitarse la vida.

Por otra parte, es bien sabido que Hitchcock gustaba de incluir en sus filmes a actrices rubias, pero en ésta, Ruth Roman que encarnaba a Anne Morton, no lo era. ¿La razón? había sido impuesta por la casa productora. No obstante, quien sí fue incluida de buena gana en un rol secundario fue Patricia Hitchcock, hija del británico, que daba vida a la hermana menor de la actriz principal y hacía la contraparte cómica.

La película cuenta con dos versiones, la por todos conocida en Hollywood y la que podríamos llamar “versión del director”. La primera, termina con Guy siendo reconocido nuevamente en un tren por un hombre, pero éste recordando la experiencia con Bruno, opta por y dejar al hombre con la duda. Por su parte, que la otra versión terminaba una escena antes, con Guy dando a Anne noticias sobre el desenlace del conflicto.

Fuera de lo que se pueda pensar, esta no es simplemente la historia de un psicópata ofuscado por sus ideas acerca de cometer el crimen perfecto. Es también la de un hombre desesperado por conseguir la atención de otro por el cual se siente atraído.

Esto puede vislumbrarse conforme avanza la cinta, y el interés de Bruno por deshacerse de su padre de diluye notablemente y en cambio incrementa su deseo por estar cerca del tenista. Uno de los elementos clave para esta deducción, es aquella escena en la que Guy, con una llave que le hace llegar Bruno, se adentra en la habitación del padre del primero para advertirle sobre las intenciones de su hijo, pero al encenderse la luz a quien vemos en su interior es al mismo Bruno recostado en la cama esperando por él.

“Strangers on a Train” o “Pacto Siniestro” es un clásico memorable de Alfred Hitchcock.


domingo, 30 de diciembre de 2018

“Nunca Estarás a Salvo” La delgada línea entre el héroe y el sociópata


“Nunca Estarás a Salvo”
Título original: “You Were Never Really Here”
Director: Lynne Ramsay
Guion: Lynne Ramsay
Actúan: Joaquin Phoenix, Alessandro Nivola, John Doman, Judith Anna Roberts
País: Estados Unidos
Género: Thriller















Sinopsis:
Joe (Joaquin Phoenix), ex marine y antiguo veterano de guerra, es un tipo solitario que dedica su tiempo a intentar salvar a mujeres que son explotadas sexualmente. No se permite ni amigos ni amantes y se gana la vida rescatando jóvenes de las garras de los tratantes de blancas. Un día recibe la llamada de un político porque su hija ha sido secuestrada.

"Joe, wake up. It's a beautiful day."

Es innegable que las mejores historias están hechas de personajes inolvidables. Ese es el caso de esta cinta de Lynne Ramsay, que no en vano le valió a su protagonista, Joaquin Phoenix, el premio en Cannes como Mejor Actor, así como el de Mejor Guion a la misma Ramsay por la historia basada en la novela de Jonathan Ames.

Conociendo de qué va la trama, quizá al aproximarse sin saber algo sobre la novela, al espectador promedio podría parecerle que la película guarda parecido con “Búsqueda Implacable” y no porque ambos filmes sean de la misma manufactura o género, sino más bien por el hecho de que en las dos historias, los protagonistas se adentran en el mundo de la trata de blancas con el propósito de rescatar a una joven (o en este caso, a una niña), dejando así ver cómo es que funciona esta red.

Sin embargo, el acercamiento que hace la también realizadora de “Tenemos que hablar de Kevin” a este submundo resulta más bien superficial, la acción es simple y sin muchos giros, porque más bien es la excusa para mostrarnos a un personaje lleno de disparidad en un ambiente crudo, todo enmarcado por una fotografía en la que contrastan los escenarios oscuros con los luminos.

El atractivo radica pues en la brillante construcción del personaje principal. Joe es en apariencia un tipo rudo (barbado fornido y robusto), pero con forme avanza la historia descubrimos que su apariencia es el disfraz de su frágil personalidad. Si bien no vacila al herir o matar a quien se interponga en sus propósitos, en realidad es un hombre sumamente inseguro y roto, víctima de una infancia conflictiva por un padre abusivo, de un pasado en la línea de combate y de todas las vivencias de su actual empleo. De todo esto nos percatamos gracias a las bien insertadas escenas retrospectivas, en las que conseguimos entender el porqué de ciertos comportamientos.

El personaje de Phoenix consigue además recordar por momentos a un Norman Bates (cinta que tal vez no en vano es mencionada por la madre Joe), incluso es posible caer una curiosa cuestión: ¿pudiera Norman Bates haber sido un héroe si hubiera estado en un contexto diferente? Es verdad que el personaje de Phoenix no esta tan enfermo como el protagonista “Psicosis”, pero ambos tienen las mismas agallas para matar y son emocionalmente inestables.

Realmente es una suerte que Phoenix no se haya retirado del cine como hace un tiempo había dicho que haría, pues sobre él casi todo el peso de la historia. Sin su impecable interpretación tal vez no valdría tanto la pena ver esta película.

viernes, 16 de noviembre de 2018

"Bohemian Rhapsody” o no volveremos a dar por sentado a Queen




Título original: “Bohemian Rhapsody”
Año: 2018
País: Reino Unido Reino Unido
Dirección: Bryan Singer
Guion: Anthony McCarten, Peter Morgan
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Actúan: Rami Malek,  Joseph Mazzello,  Ben Hardy,  Gwilym Lee,  Lucy Boynton








Sinopsis: 
Una celebración del grupo Queen, de su música y de su extraordinario cantante Freddie Mercury, que desafió estereotipos e hizo añicos tradiciones para convertirse en uno de los showmans más queridos del mundo.

“You have the time, you have the power, you are yet to have your finest hour…”

Me encontraba en medio de una sala de cine viendo la más reciente película de Damien Chazelle y yo no podía dejar de pensar en Queen. ¿No es eso raro? A casi mitad de la película, en una escena comenzó a sonar una canción y la amiga que me acompañaba volteó a verme y dijo “Pensé que la canción iba a ser una de Queen”. En ese momento entendí lo que pasaba: “Bohemian Rhapsody” se había implantado en nuestra mente.

La película dirigida por Bryan Singer (que se dice fue terminada por Dexter Fletcher), se ha perfilado como una de las cintas que más ha dado de qué hablar este año. Y no podría esperarse menos de una historia que sigue de cerca a Queen, una de las bandas más icónicas de los años 70, que además presume de hacer especial énfasis en retratar la historia de Freddie Mercury, su vocalista, uno de los más grandes showman que han existido.  



El filme sin duda tiene sus bondades. No sólo nos transporta a la intimidad del grupo británico abriéndonos las puertas de algunos de los lugares en los que compusieron sus más populares temas, también nos lleva a algunas de sus mejores presentaciones como la histórica de Live Aid, con una estética que realmente nos hace sentirnos en la época en que ocurrió.

Y qué decir de la caracterización de Rami Malek como Freddie, por momentos casi podríamos jurar que son la misma persona (olvidándonos claro del detalle de la mandíbula más cuadrada del cantante), pues incluso la interpretación y el trabajo vocal que realizó en conjunto con Marc Martel, nos ayuda a crear la ilusión de que el compositor de temas como “Killer Queen” aún está vivo.

Lo mismo ocurre con el resto del elenco: Gwilym Lee como el guitarrista Brian May, Ben Hardy como el baterista Roger Taylor y Joseph Mazzello como el bajista John Deacon, cada uno pareciera ser miembro original de la banda




No obstante, la película está lejos de ser perfecta en la estructura del guion. Cuenta con errores en cuanto a fechas y sucesión de hechos. Por ejemplo, no es verdad Mercury se enteró que padecía Sida poco antes de Live Aid en 1985 (la noticia de esta enfermedad llegó hasta 1987) y tampoco fue él el primero en la banda que lanzó un proyecto como solista (antes Taylor ya había lanzado dos álbumes por propia cuenta). Sin embargo podemos perdonar tales datos en pro de una narrativa mucho más dramática.

Lo que quizás no es tan disculpable es que varios higligths de la vida de Mercury se ven desperdiciados. No me refiero a ver más a detalle la sabida vida privada de la estrella (las irreverentes fiestas, los excesos…), que esos detalles sean sólo insinuados más se agradece, pues la falta de escenas morbosas contribuye a dejar fuera los prejuicios y rendir tributo al ícono.

Pero ¿qué hay de sus últimos días de vida? Cuando admite en televisión a su público que tiene SIDA un día antes de morir y a la filmación del último video filmado por la banda “These are the Days of Our Life” (en el que, a pesar de las cantidades de maquillaje que usó Mercuri era notable su deterioro), mismo que sirvió como forma de despedida a todos: a Freddie de su público y a los músicos de su amigo.




Sin duda falta profundidad y es que más bien el rumbo de la trama nunca termina de definirse: ¿es esta una biopic del vocalista o una historia sobre la banda? Pero sí lo que importa son los miembros y su música por igual ¿Por qué no sabemos más detalles personales sobre May, Deacon y Taylor?

Pero pese a todo, el mayor triunfo de la cinta es haber llevado al público a redescubrir la música de Queen, despertar la curiosidad sobre quiénes eran los integrantes y de qué hablan sus composiciones. Dicho de otro modo, su éxito radica en haber vuelto a poner de moda a una gran banda.

Algo es seguro, difícilmente nos olvidaremos de “Bohemian Rhapsody”, en un futuro cercano.







miércoles, 29 de agosto de 2018

"Theeb" una historia tan tierna como cruda




Título original: Theeb
Año: 2014
País: Jordania 
Dirección: Naji Abu Nowar
Guion: Naji Abu Nowar, Bassel Ghandour
Reparto: Jacir Eid,  Hassan Mutlag,  Hussein Salameh,  Marji Audeh,  Jack Fox















Sinopsis: Arabia, 1916. Luego de haber perdido a su padre, Theeb y su hermano mayor Hussein, viven con su tribu beduina en un rincón olvidado del Imperio Otomano. Sus vidas son interrumpidas con la llegada de un oficial del ejército británico y su guía con una misión misteriosa que dará un giro a la vida del pequeño.



¿Cómo una historia cruda puede a la vez ser tan tierna? Parece un misterio, pero es precisamente lo que el director turco Naji Abu Nowar logra conseguir en “Theeb”, su ópera prima.

La historia es bastante simple. Sigue de cerca a un niño beduino, Theeb (Jacir Eid Al-Hwietat) que vive en la provincia Otomana de Hijaz durante la Primera Guerra Mundial y se ve forzado a vivir un acelerado paso a la vida adulta cuando se adentra en el desierto para acompañar a uno de sus hermanos mayores a ser guía de un oficial británico (Jack Fox) que pasa a través de su campamento con su agente árabe.

En cuanto la  cinta da inicio la situación parece poner a prueba nuestra paciencia, pues es realmente muy poco lo que, tanto nosotros como el pequeño protagonista, sabemos sobre la aventura que nos depara.

¿Quién es el hombre inglés y qué es lo que quiere? ¿Qué es lo que se haya en la caja que con tanto recelo guarda? Es lo que nos preguntamos junto con Theeb a la vez que escuchamos fragmentos de conversaciones entre los adultos que sólo cobran sentido al final.

Tan pronto como el niño decide adentrarse sólo en el desierto para intentar seguir por su cuenta a su hermano y compañía en la búsqueda un pozo, comienzan los giros y sobresaltos que a partir del primero serán constantes en el desarrollo; aunque el hecho de que no vayan siempre uno tan seguido de otro y nos dé respiros su realizador en el medio, ayuda que la historia pueda ser concebida más como un hecho real que como uno ficticio.

En su viaje no todo lo que ocurre es malo, hay momentos alegres y pequeñas victorias en las que vemos, pero a la par son varias las muertes y peligros que a Theeb tendrá que presenciar y que inevitablemente lo harán transformarse.

Y pese a que por momentos parece que la trama se alarga y no ocurre nada, es justo cuando comenzamos a tener tiempo para aburrirnos y reacomodarnos en la butaca, que un nuevo incidente toma lugar para alterar el aparente orden y hacernos así temer por el destino de nuestro pequeño héroe.

Finalmente, para cuando descubramos el contenido la misteriosa caja del hombre inglés (que en apariencia no era más que el MacGuffin que desata la trama pero que carece de importancia), Theeb dejará realmente de ser niño, pues se verá empujado a tomar un fallo del que no habrá vuelta atrás. Una cinta simplemente imperdible para un cinéfilo.



viernes, 23 de febrero de 2018

Las Mejores canciones Ganadoras del Oscar

A partir de 1935, (seis años después de la primera ceremonia de entrega del Oscar), la Academia opto por crear una categoría que otorgara una estatuilla a la mejor canción original incluida en una banda sonora.

Expresar en una canción la esencia de una película sin lugar a dudas debe ser una labor complicada, pero cuando un compositor lo consigue, éstas tienden a volverse inolvidables y logran evocar todos esos sentimientos que como espectadores tuvimos al ver una película.

En un inicio, las canciones nominadas eran de un estilo clásico y bastante conservador, pero conforme fueron avanzando los años esto cambió, permitiendo así que artistas de talla mundial comenzaran ser premiados por composiciones mucho más modernas y sonadas en el radio.

He aquí algunas de las mejores y más memorables canciones ganadoras del Óscar (partiendo de lo más nuevo a lo más viejo). ¿Alguna una favorita?

“City of Stars” de “La La Land”
Compuesta por Justin Hurwitz con letras de Benj Pasek y Justin Paul esta canción es interpretada por Ryan Gosling y  Emma Stone quienes dan vida a Sebastian y Mia, en un musical moderno con toda la esencia de los de la época dorada del cine Hollywoodense que consigue transportarnos precisamente a esa época sin hacernos olvidar de la realidad.



 “Glory” de “Selma”
Interpretada por el cantante John Legend y el rapero Common, compuesta por ambos junto con Che Smith, para la película basada en las marchas por los derechos de voto de 1965 que sucedieron de Selma a Montgomery encabezadas por Martin Luther King, Jr.




“Skyfall” de “007 Operación Skyfall” (“Skyfall”)
El tema principal de la cinta número 23 sobre las hazañas del agente 007, fue compuesto por la interprete inglesa Adele junto con junto a Paul Epworth, quienes se llevaron la estatuilla en 2012.

Fue “Skyfall” fue una canción sumamente alabada por la crítica por varias razones, pero principalmente debido a lo adecuada que resultaba para el personaje de James Bond.



“Jai Ho” de “Quisiera ser millonario” (“Slumdog Millionaire”)
Este tema, perteneciente a la película ganadora del Óscar en 2008, fue compuesto  A. R. Rahman y Gulzar e interpretado por el primero.

La cinta muestra a Jamal Malik, un joven originario de los barrios más pobres de Bombay, que logra entrar a competir en la versión hindú de “Quién quiere ser millonario”. Yendo en contra de todas las probabilidades, Jamal no sólo termina por ganar 20 millones de rupias en tal concurso, sino que también luego de toda una odisea, consigue volver a reunir con Latika, a quien amó desde niño.

De ahí que al final, en una escena que homenajea al cine Bolywoodense, la canción sirva como el remate perfecto que nos llena de euforia al comparar los extremos de la vida del protagonista (cuán dura fue al inicio y cuán feliz fue al final) y así queramos cantar victoria (o mejor dicho Jai Ho).



“Falling Slowly” de “Once”
Glen Hansard y Markéta Irglová, cantantes, compositores y protagonistas de “Once” interpretan el tema principal de esta cinta. En ella un par músico callejero y una inmigrante se conocen y pasan una semana componiendo, ensayando y grabando canciones; al tiempo que se conocen y en cada uno comienzan a surgir sentimientos por el otro. Una historia de amor tan idílica como efímera y casi imposible. Todo eso es lo que condensa perfectamente la composición “Falling Slowly”.


“Lose Yourself” de “8 Mile: Calle de ilusiones” (“8 Mile”)
Se trató del primer rap nominado al Óscar como canción original, aunque Eminem (intérprete y compositor junto con L. Resto y J. Bass) no se presentó en la ceremonia para interpretar el tema (siendo la primera vez en 14 años que ocurrirá esto).

La canción habla exactamente de lo que vive Jimmy “B-Rabbit” Smith (interpretado por Eminem), un joven rapero a quien se le presenta una oportunidad para hacer sus sueños realidad pero que debido al conflictivo ambiente en el que vive duda de sí mismo y de sus oportunidades.

Una historia que parte de las vivencias del mismo Eminem en sus primeros pasos en el mundo del rap intentando ganarse el respeto entre los raperos de color.



“Things Have Changed” de “Loco Fin de Semana” (“Wonder Boys”)
En el año 2000, el señor Bob Dylan logró hacerse del Óscar por componer en totalidad este tema para la película que se basaba en la novela homónima de 1995 de Michael Chabon.

La canción es una mirada en primera persona de la historia de Grady Tripp (Michael Douglas), quien en su juventud escribió una exitosa novela, pero que en el presente trabaja como profesor en la Universidad de Carnegie Mellon. Grandy y lleva siete años sin poder escribir su segundo libro. 

Las cosas se complican más cuando su tercera esposa lo abandona, su editor Terry (Robert Downey Jr.) aparece para ver sus avances y su estudiante protegido James Leer (Tobey Maguire) parece tener lo que se necesita para quitarle la corona.



“My Heart Will Go On” de “Titanic”
El tema principal de enorme barco que se hundió nuevamente gracias a James Cameron, fue compuesto por James Horner y Will Jennings e interpretado por Celine Dion.

En el contexto de la época en la que zarpó y se hundió el RMS Titanic, la película nos muestra cómo a bordo de la flota, florece la historia de amor entre Rose (Kate Winslet), una joven de la alta sociedad, y Jack (Leonardo DiCaprio) un artista pobre. Al final Jack es uno de los tantos pasajeros que muere al hundirse el navío pero Rose sobrevive y debe continuar con su vida sin él.

La canción, que puede escucharse al final del filme, habla por Rose sobre como, pese al dolor de haber perdido al amor de su vida, debe de continuar llevándolo a él siempre en su corazón.



“Can You Feel The Love Tonight” de “El Rey León” (“The Lion King”)
La canción de la película animada de Disney fue compuesta por compuesta por Elton John con letra de Tim Rice, aunque en un inicio no se tenía contemplado incluirla en el filme.

La película cuenta la historia de un pequeño león, Simba, quien es heredero al trono, pero que al ser culpado por su tío de la muerte de su padre, se exilia en la jungla y trata de evadir sus responsabilidades. Al crecer, Simba se reencuantra con Nala, una leona amiga de la infancia, de quien se enamora y lo intenta convencer de regresar.

Ésta melodía, justamente habla sobre el momento en el que entre ambos jóvenes leones surge el amor.



“Streets Of Philadelphia” de “Filadelfia” (“Philadelphia”)
En 1993 sería el turno de Bruce Springsteen de conseguir el Óscar con éste tema que suena durante una de las escenas de la película que también le valió a Tom Hanks la estatuilla por Mejor Actor.

Andrew Beckett (Hanks) es un joven y prominente abogado que es despedido injustamente del buffet de abogados del que formaba parte, debido a que se descubre que es homosexual y tiene sida.

La melancólica balada de Springsteen, consigue ponernos en los pies de Andrew. Nos habla en primera persona sobre una enfermedad que te va desgastando tanto física como emocionalmente y que provoca que el miedo y los prejuicios te arroje a la soledad.



“Beauty And The Beast” de “La Bella y la Bestia” (“Beauty And The Beast”)
Alan Menken y Alan Menken son los compositores detrás del tema que en inglés se hizo popular con las voces de Celine Dion y Peabo Bryson.

Esta composición, sobre  la película en la que una hermosa joven que se ve obligada a vivir junto a un príncipe convertido en bestia, es prácticamente el compendio de lo esencial del filme: la historia de un amor muy inesperado.



“(I've Had) The Time Of My Life” de “Dirty Dancing”
Franke Previte, John DeNicola y Donald Markowitz son los responsables del tema interpretado por Bill Medley y Jennifer Warnes que suena durante el baile final de ésta cinta protagonizada por unos jovensísismos Patrick Swayze y Jennifer Grey. Con los años habría de hacerse también popular entre las nuevas generaciones por parios otros remakes.

La historia es simple: al pasar el verano en un campamento de vacaciones con su familia, Frances “Baby” Houseman (Grey) se enamora del instructor de danza del campamento Johnny Castle (Swayze). Para quienes no hayan visto la película, basta con escuchar la canción para adivinar lo que pasa con ambos.



“What a Feeling” de “Flashdance”
La canción, compuesta por Giorgio Moroder, Keith Forsey e Irene Cara, interpretada por ésta última, fue el tema principal de la cinta protagonizada por Jennifer Beals.

 En ella, una joven de Pittsburgh con dos trabajos, uno como soldadora y otro como bailarina exótica, quiere entrar en una la escuela de ballet. De ese deseo casi imposible nos habla “What a Feeling”.


“Fame” de “Fama” (“Fame”)
El musical dirigido por Alan Parker contó con éste tema de la autoría de Michael Gore y Dean Pitchford que fue interpretado por Irene Cara.

La película nos muestra una crónica de la vida de varios adolescentes que acuden a una preparatoria para estudiantes dotados en las artes escénicas. La canción nos habla sobre el sentimiento compartido de cada uno de ellos por alcanzar la fama.



“Raindrops Keep Fallin' On My Head” de“Butch Cassidy”  (“Butch Cassidy and the Sundance Kid”) 
B.J.Thomas es el intérprete del famoso tema escrito por Burt Bacharach y Hal David para el western estelarizado por Paul Newman y Robert Redford.

En éste, Butch Cassidy (Newman) junto con su inseparable compañero Sundance Kid (Redford) comandan a un grupo  de jóvenes pistoleros. Un día, después de un atraco, el grupo se disuelve. Es entonces cuando Butch, Sundance y una joven maestra (Katharine Ross Ross) forman un trío de románticos forajidos que intenta huir de la ley y llegar Bolivia.

La canción captura el optimismo y carisma de los personajes a pesar de las circunstancias.





“The Windmills of Your Mind” de “El caso de Thomas Crown” (“The Thomas Crown Affair”)
Steve McQueen y Faye Dunaway protagonizan el filme que contiene esta composición de Michel Legrand, Alan Bergman y Marilyn Bergman que era interpretado por Noel Harrison.

Thomas Crown (McQueen) es un millonario de Boston que, aburrido de de la vida que lleva, prepara el golpe perfecto: robar un banco y marcharse después a Brasil. Para ello, reúne a un grupo de delincuentes, deposita tres millones de dólares en un banco suizo y da el golpe sin dejar pistas. Vicki Anderson (Dunaway), la investigadora de una compañía de seguros, descubre que Crown es la mente maestra del atraco.

El tema captura la esencia del juego del gato y el ratón que se desata entre los protagonistas y la historia de amor que eventualmente surge.



“Whatever Will Be, Will Be (Que será, será)” de “El Hombre que sabía demasiado” (“The Man who Knew too Much”)
En este remake de 1956 de Alfred Hitchcock, originalmente dirigida por él en 1934, James Stewart y Doris Day encarnaban, una pareja que durante sus vacaciones familiares en Marruecos, termina por enterarse de un complot para asesinar al primer ministro inglés. Pero este secreto pone en riesgo la vida de su único hijo, quien es secuestrado para hacer a ambos guardar silencio.

El tema principal, compuesto por Jay Livingston y Ray Evans que fue interpretado por la misma Day dentro de la cinta, es un juego entre el título de la película (que hace referencia al hecho de que los personajes saben más de lo que necesitan) y el hecho de que Day le dice a su hijo en una canción que la vida es inesperada y nuestro destino incierto.



“When You Wish Upon A Star” de “Pinocho” (“Pinocchio”)
Compuesto por Leigh Harline y Ned Washington y originalmente interpretado por Cliff Edwards (voz de Pepito Grillo en inglés), este clásico tema que pertenece a la película del títere que cobra vida  por un deseo de Geppetto al Hada Azul; captura prácticamente toda la esencia de lo que es (o por lo menos vende) Disney.

Una estrofa lo puede resumir todo: “If your heart is in your dream, no request is too extreme”. (Si tu corazón está en lo que sueñas, ninguna petición es muy extrema.)



“Somewhere Over the Rainbow” de “El Mago de Oz” (“The Wizard of Oz”)
Harold Arlen y E.Y. Harburg son los responsables del tema que Dorothy (Judy Garland) canta al inicio del filme dirigido por Victor Fleming, antes de la odisea que la lleva al maravilloso pueblo de Oz, mismo en el que descubre que “No hay lugar como el hogar”.

Una canción tan fantasiosa como la historia misma.


“The Way You Look Tonight” de “Swing Time”
La canción que posiblemente se hizo popular gracias a que llegó a ser escuchada de la voz de Frank Sinatra, originalmente fue interpretada por Fred Astaire en éste musical en el que, como era habitual, hacia pareja con Ginger Rogers (a quien en escena le cantaba Fred éste tema).

Sus responsables fueron Jerome Kern y Dorothy Fields.



“The Continental” de “La Alegre divorciada” (“The Gay Divorcee”)
Ésta es posiblemente la menos recordada de todas canciones aquí mencionadas. Sin embargo, es memorable debido a que es la que sirvió para inaugurar la lista de las ganadoras de la categoría Mejor canción Original.

En la cinta puede escucharse de la voz de Ginger Rogers y fue compuesta por Con Conrad y Herb Magidson.